La historia de Fernando es la de muchos
argentinos que todavía están en España. El llegó promediando la década del 70,
cuando luego de publicar artículos en medios escritos cordobeses, lo invitaron
a irse del país o tendría problemas. No lo pensó mucho, vivía en Córdoba y
estaba muy bien, pero era una cuestión de vida o muerte.
“Llegué a Barcelona con 100 dólares en el
bolsillo”, me decía luego de contarme que había viajado en barco desde nuestro
país. En esos momentos tenía 22 años y toda la vida por delante. Tuvo tiempo de
enamorarse de una sueca, luego recaló en el sur de España para formar nueva
pareja. Separado y con dos hijos grandes, vive en Sevilla.
“Vuelvo siempre a Argentina, tengo hermanos,
sobrinos, tengo familia allá. La próxima Navidad estaré por Córdoba. Me
ofrecieron volver y trabajar allá en radio, o escribiendo artículos en medios
periodísticos, pero ha pasado tanto tiempo que no puedo opinar sobre Argentina.
Si bien vuelvo y me cuentan, no viví muchas cosas que pasaron”, comentaba
Fernando.
Y hablando de cómo se siente al volver, él decía
muy convencido : “La verdad es que me siento un extranjero en mi país. Amo a la
Argentina, y me gustaría poder insertarme, pero ya no puedo”. Palabras duras de
Fernando que retumbaron en mi cabeza.
Andando por España he conocido otros
extranjeros, de muchas nacionalidades distintas. En estos días me crucé con un
hombre nacido en Gambia, un país subsahariano, de esos que hay que buscarlos en
el mapa para saber donde están. Y este hombre de color, vendiendo unas
artesanías de madera me decía que hace 9 años que está aquí. Seguramente cruzó
a España en los famosos “chiringuitos”, unas barcas atestadas de gente que a
veces llegan a la costa y algunos logran quedarse, otras veces llegan con la
mitad de la gente, o a veces se hunden en el océano sin sobrevivientes. Aquí ya
no es noticia esta gente que intenta llegar a Europa como sea, escapando de sus
países.
También encontré un colombiano, José Luis, que
hace 25 años está en Madrid, ahora trabajando de mozo. “Ya me vuelvo en un par
de años. Invertí en bienes raíces todo lo que iba ganando con el trabajo. Mis
hijos están aquí y ubicados. Quiero volverme a Colombia a tirarme en una hamaca
y disfrutar de la vida”, me decía sonriendo.
Debo decir que en los bares trabajan como
meseras mujeres que vienen desde Republica Dominicana como Rocío, hasta de Cuba
como Julia, todas buscando un futuro mejor al que tenían en su país.
Y por último, cómo no iba a encontrar una
parrilla argentina. El Gaucho se llama, todos platos de nuestra tierra, buena
carne, empanadas, y hasta se puede tomar un fernet con coca. Alberto, el
encargado, hace 25 años que está en Madrid. Comenzó con una panadería, y ahora
está al mando de esta sucursal que está a metros de la Puerta del Sol. Hablamos
de política, de la crisis española que es muy distinta a lo que nosotros
llamamos crisis, y por supuesto de fútbol también.
Historias de extranjeros que han hecho su vida
en España, algunos volverán, otros no, pero todos han dejado parte de su vida
en otras tierras buscando un futuro mejor.