domingo, 11 de septiembre de 2011

Argentina clasificó a Londres 2012

Con las pulsaciones a mil, con el corazón en la mano, con la mirada siguiendo la pelota de ese último intento del portorriqueño Barea que nos dejaba con las manos vacías. Así fue el último segundo de partido, y así fueron también los últimos minutos, donde los errores se repetían, y generaban dudas en un final que parecía feliz un instante antes.
Desde el comienzo del partido el aliento fue ensordecedor, la hinchada recibió al equipo como se lo merecía, era un momento clave, de definición, muy complicado ya que no había margen para el error.
            Con un Scola perfecto Argentina comenzó como una tromba el primer cuarto, moviendo la pelota y dejándole la definición al “Luifa”. Por Puerto Rico los perimetrales Arroyo y Barea contestaban, llevando el partido “palo” y “palo”. A través de robos de balón, y con la definición de la jugada para un Scola imparable fue sacando diferencias. El público explotó con el ingreso del Chapu Nocioni, con la pierna derecha morada por el esguince, puro corazón. Pero nuestra selección regaló el cierre, y los “boricuas” terminaron a 5 puntos después de un triple de 8 metros de Barea.
Algo debía mejorar Puerto Rico si quería tener posibilidades, y lo intentó con una defensa zonal que complico mucho a Argentina, que le sumó la salida de Scola quien se quedó en el banco casi todo el cuarto. Demasiado para nuestro equipo que se fue quedando sin ideas, con Ginóbili muy bien marcado, sólo se destacó Jasen que aportó en defensa y algunos puntos.
El clima en el entretiempo era tenso. Los nervios se adueñaron del público, el partido se había complicado y el equipo no aparecía. Sus hombres claves tampoco, y el “Luifa” Scola en la banca.
Al comienzo del tercero, una Argentina sin ideas se desmoronaba, hasta que apareció el “Yacaré” Kammerichs, que se puso el traje de superhéroe y con un par de jugadas que fueron pura garra, levantó al público, y al equipo, que comenzó a funcionar. Los héroes se multiplicaron, fue Prigioni de triples, fue Oberto defendiendo a Santiago, fue Scola que definía bajo el cesto, y fue Manu Ginóbili, que metió todo lo que tiró desde tercera dimensión. Con la Kriptonita que trajo Kammerichs, el gran SuperManu revivió, jugó como lo que es, una superestrella de la mejor liga del mundo, y llevó a Argentina a las puertas de la victoria.
Pero Puerto Rico le mostró su “chapa” desde el DT Flor Meléndez y el “Coach” Morales a los árbitros, hasta sus grandes jugadores como Barea, Arroyo y Santiago en la cancha.
Y el final fue con Puerto Rico alcanzando a nuestra selección en el tanteador, y la Argentina a cuentagotas, con defensa dura, garra y sólo eso.
Mucho sufrimiento, mucho corazón, mucho sudor, todo el coraje para esta generación dorada que estará nuevamente en un Juego Olímpico, consiguió el objetivo y le costó mucho, por eso sobre el final se fundieron en abrazos, cantos, llantos de emoción, y fueron uno solo con el público presente, cantando todos juntos “Ole, ole, ole, Argentina, un sentimiento, no puedo parar…”

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