jueves, 8 de septiembre de 2011

Brasil 73 - Argentina 71

Todo el calor de un clásico, con los silbidos a los rivales (excepto el DT Rubén Magnano que nuevamente se llevó aplausos y ovación) y la gente gritando por nuestra selección, banderas, camisetas argentinas, cantos, todo estaba listo para la fiesta.
Pero enfrente estaba Magnano y sus dirigidos, los brasileros eternos rivales, que nos vencieron haciendo su juego: una dura defensa que incomodó siempre a los jugadores argentinos, ya sea cuando tenían que lanzar desde el perímetro o cuando bajo el cesto erraban canastos que en otras ocasiones se convertían en doble.
Esto puso al equipo nervioso, ansioso por definir los ataques, lo cual hizo sobretodo en los minutos finales que la ofensiva argentina pasara por acciones individuales de sus jugadores, la pero decisión que se podía tomar ante un rival que tuvo las cosas muy claras durante todo el partido.
Un juego que comenzó con el dolor de la lesión de Nocioni en el salto inicial, lo que quizás en un comienzo distrajo un poco a nuestros jugadores, y luego durante el partido le quitó esa garra que contagia “Chapu”. Se notaba mejor a Brasil desde el comienzo, ya que pudo cortar la circulación de pelota argentina, un equipo nacional que solo reaccionó en el segundo cuarto donde las defensas prevalecieron y el juego de ambos equipos fue muy errático. A Argentina lo ayudó mucho el ingreso de Oberto para contener a Tiago Splitter y un Scola que era el único que sumaba en ofensiva.
Ya en el tercer cuarto Brasil comenzó a tomar distancia sobre todo con el ingreso de Hettsheimer (la figura del partido) y Marquinhos convirtiendo desde posiciones exteriores. El “yacaré” Kammerichs ganó rebotes en ataque, convirtió algunos puntos y un par de triples de Prigioni acercaban a nuestra selección y parecía que podía dar vuelta el partido. Pero solo fue un espejismo, Brasil siguió sólido y Argentina solo intentó a través de arrestos individuales mientras se desesperaba por no poder acercarse en el marcador.
Brillante planteo táctico de Brasil que jugó mucho mejor, llevó el partido al ritmo que ellos querían y Argentina no supo llevar el juego en desventaja, se desesperó y lo pagó caro.

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