martes, 16 de septiembre de 2014

Estados Unidos le dio un paseo a Serbia


Demasiada fue la diferencia entre uno y otro. Serbia no fue rival para un equipo estadounidense que tuvo altos porcentajes de campo, una puntería contra la que no se puede plantar batalla, menos aún si no hay una fuerte estrategia defensiva para contener tanta capacidad.
El partido y la paridad, hasta una inicial supremacía serbia si se quiere, duró solamente 5 minutos. A partir de allí los americanos comenzaron a convertir desde larga distancia especialmente de la mano de Kyrie Irving, finalmente MVP, fueron ampliando diferencias y al poco tiempo encaminaron el partido hacia la victoria.
El equipo de Serbia logró buenas conversiones ofensivas, ingresaba en la zona, les volcaba la pelota, convertía desde afuera, pero por uno de ellos, los norteamericanos anotaban dos, lo cual nunca es negocio.
Defensivamente Serbia no le hizo fuerza, un poco por la categoría de los estadounidenses y otro tanto porque no lo supieron hacer, les quisieron jugar de igual a igual y eso no funciona ante un equipo con tanta capacidad ofensiva.
Hubo volcadas, tapas, jugadas individuales de gran factura, pases profundos, hubo show y eso mantuvo al público entretenido por más que el partido se había terminado hace rato. Y el show vino de ambos equipos, eso fue lo interesante.

El festejo final de los serbios que no se querían ir de la cancha, levantando los brazos hacia su gente, fue un fiel reflejo de lo conformes que estaban. Los norteamericanos también festejaron, porque era un peso para ellos salir campeones y si bien se saben superiores, los primeros minutos los sufrieron. Después, hicieron todos los lujos ofensivos posibles, se divirtieron, se florearon, y le dijeron al mundo que por más reyes que haya en Europa, ellos siguen siendo los reyes del baloncesto. 

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