Visitar Sevilla es remontarse a los tiempos
donde la corona española poseía colonias alrededor del mundo, épocas de calles
empedradas y balcones de rejas con flores.
Recorrer esas callejuelas intrincadas que
invitan a perderse y descubrir iglesias, conventos, pasajes sin salida y
pequeñas plazoletas. Observar las construcciones coloniales y toparse con
colores pasteles y casas recicladas, todo muy bien cuidado y en uso. Son
construcciones de tres pisos a lo sumo, siempre del mismo estilo, que le dan un
encanto único sobretodo por las noches, donde la iluminación realza el toque
colonial del casco antiguo de la ciudad.
Pero también es encontrarse con palacios donde
funcionan edificios públicos y museos. Y su palacio más importante es el
llamado Real Alcázar de Sevilla, uno de los palacios en uso mas antiguos del
mundo, una construcción hecha por los árabes en el siglo X como residencia de
su gobernador, luego futuro palacio del musulmán Al Mutamid como rey de
Sevilla. Porque no debemos olvidar que esta región de España, la de Andalucía,
fue conquistada por los musulmanes, quienes estuvieron en el sur de la
península ibérica por 800 años, dejando toda su cultura y como no, mezclando su
raza con los españoles. Fue mucho tiempo para no influir totalmente en el sur
de España.
Y podemos observar esto claramente en el Real
Alcázar, palacio con típico tinte musulmán, desde el estilo laberíntico a sus
fuentes, sus arcadas y sus patios y jardines. Una belleza para quien sueña con
el cuento de las mil y una noches, y se imagina al califa recibiendo sus
visitas, y su harem de mujeres oculto tras unas diminutas ventanitas en lo alto
de la sala. Pasear por sus jardines y patios de naranjos nos transporta a otro
momento, otra época que sin duda ha marcado el transcurrir de esta ciudad.
Estos palacios fueron tomados por los Reyes Católicos
luego de la reconquista y la expulsión de los moros, quienes continuaron con la
decoración del mismo utilizando como mano de obra a los artistas musulmanes pero
con motivos religiosos católicos. El famoso estilo mudéjar que tanto se habla
aquí por Sevilla. Una ciudad que todavía conserva las murallas antiguas del
fuerte que le dan un toque distintivo y encierran barrios enteros dentro de su
casco antiguo.
Tras el descubrimiento de America en 1492,
Sevilla se convirtió en el centro económico del Imperio español. Los Reyes
Católicos fundaron la Casa de Contratación desde donde se dirigían y
contrataban los viajes, controlaban las riquezas que entraban de America y regulaban las relaciones con el
nuevo mundo.
Hoy con sus 700.000 habitantes muestra rasgos
de modernidad en sus bares, comercios, tiendas y medios de transporte, pero la
ciudad tiene ese encanto de hacernos creer que transitamos otro momento de la
historia.
Este momento del año es un tiempo muy caluroso
para visitarla, ya que las temperaturas durante el mediodía y la tarde alcanzan
fácilmente los 40 grados, pero en Semana Santa o la Feria de Abril son momentos
muy especiales para darse una vuelta por aquí, donde la religiosidad se pone de
manifiesto y muestra al pueblo volcado a este tipo de celebraciones.
Pasear por la capital de Andalucía implica
adentrarse en una provincia muy especial, conquistada por romanos, visigodos, árabes
y reyes católicos, una mezcla de culturas que se siente paso a paso, caminando
las empedradas callejuelas y perdiéndose en ellas, para soñar con la época
antigua que encierran sus muros.
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