miércoles, 8 de septiembre de 2010

Corazón y buen juego, la fórmula invencible

(Por Diego Favot, enviado especial a Turquía)

Argentina le puso corazón y buen básquet para vencer por 93 - 89 a su clásico rival Brasil y colocarse en cuartos de final, entre los 8 mejores de este campeonato mundial en Turquía.

La selección argentina jugó por lejos su mejor partido de este campeonato y se brindó para sí una victoria inobjetable, demostrando que no llegó aun a su techo, igual que su capitán Luis Scola, quien se despachó con 37 puntos. Desde que convirtió un lanzamiento de 3 puntos donde la pelota ingresó con cierta fortuna se podía intuir una buena noche del goleador, pero los brasileros nunca se podían imaginar la pesadilla que deberían soportar.

El argentino hizo de todo, convirtió desde larga distancia, tomó rebotes cuando sus compañeros fallaron, y hasta robó una pelota muy importante a Leandro Barbosa sobre el final del partido. Por fortuna el equipo lo acompañó y respondió en todo momento. Delfino comenzó arrollador con 3 triples y tuvo penetraciones importantes a lo largo del juego, Oberto se “raspó” con Tiago Splitter y Anderson Varejao quienes sólo convirtieron 17 puntos entre ambos, Prigioni condujo de manera excelente, aunque nos preocuparon sus 2 faltas al inicio del juego, y Jasen jugó su mejor partido siendo clave al aportar 2 triples consecutivos para emparejar el marcador en el último cuarto.

Leo Gutiérrez aportó lo suyo y Cequeira no desentonó, aunque en la conducción era evidente la ausencia del base titular. El resto de los que ingresaron cumplieron su rol y aportaron lo solicitado por el técnico Hernández, quien basó su táctica en controlar a los hombres grandes del rival y permitirle al rival efectuar lanzamientos desde posiciones exteriores.

“Ellos daban todo y no podían despegarse, hasta que los pasamos y los matamos mentalmente”, contaba “Pancho” Jasen, quien aportó dos jugadas claves en el comienzo del último cuarto. Y seguramente al contar Argentina con un Scola imparable y en un nivel superlativo, no hizo más que debilitar las fuerzas del equipo brasilero que se quedó sin respuestas sobre el final y apostó todo a lo que podían hacer Marcelinho Huertas y un Leandrinho ya desdibujado.

Ahora nos espera Lituania, un rival de cuidado pero no más duro que Brasil.
“Es lindo soñar, ahora en el vestuario a festejar y luego pensar en Lituania que será un rival difícil”, nos contaba Leo Gutiérrez apenas terminado el partido.

Gran victoria de nuestra selección, por Scola y once más, un equipo que supo ganar un clásico clave para las aspiraciones finales en el campeonato.

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