martes, 28 de septiembre de 2010

Egipto y el Mar Rojo

(Por Diego Favot, enviado especial)

Su nombre oficial es República Árabe de Egipto, posee una población de 82 millones de habitantes y su ciudad capital es El Cairo con 18 millones de habitantes. Su idioma oficial es el árabe, como en la mayoría de los países de la región y el 90% de sus habitantes son musulmanes.
Hacia el oeste un océano de arena indica la entrada al Desierto de Sahara, mientras el río Nilo lo atraviesa formando un delta en su desembocadura, las transparentes aguas del Mar Rojo muestran su belleza de corales y peces de una variedad infinita, y en la península del Sinaí se puede escalar la montaña donde Dios le habló a Moisés.
Egipto es famoso por su civilización antigua y sus monumentos, como las pirámides y la gran esfinge; la ciudad de Luxor contiene un gran número de restos antiguos, tales como el templo de Karnak y el Valle de los Reyes.

Dahab
La pequeña Dahab se encuentra en la Península del Sinaí, hacia el este y muy cerca de la frontera con Israel y Jordania.
Es un pueblito muy tranquilo, con una hermosa costanera o “promenade”, donde caminar a orillas del mar es una delicia para los sentidos. Mientras se camina, uno se puede detener a tomar un té, un café, o algo fresco, tirándose en unos sillones bajitos con muchos almohadones, descalzo, contemplando el calmo mar que rodea la bahía. Muchos hoteles tienen salida a este paseo peatonal que se extiende por toda la bahía, donde el mar es rocoso y lamentablemente no posee playas de arena, pero quizás ello le da un toque más de distinción a este encantador pueblito donde las inversiones son cada vez mayores y parece que la costa desde el famoso Sharm-el-Sheik hasta la frontera con Israel se poblará de complejos hoteleros con un encanto muy particular.
Si bien todo esto es cierto, este lugar vive del buceo. Toda persona que viene hasta aquí seguramente tomará un curso de buceo, hará snorkel o disfrutará de bucear en un arrecife considerado de los mejores lugares del mundo para la práctica de esta actividad.
            Gracias a la indicación de Julio Kohan, instructor de buceo sanfrancisqueño, me llegué a este paraíso submarino donde es posible bucear en dos sitios inigualables.

El “Thistlegorm”
            Es el naufragio que todo buceador desea explorar cuando llega a estas costas. Se trata de un barco inglés que fue hundido el 6 de octubre de 1941 por 2 aviones alemanes durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.
            Al sumergirse en el lugar del naufragio, podrá observarse el sector dañado con las bombas de la aviación alemana y dando una recorrida a este barco de 126 metros de longitud, se tiene asombrosa visión de lo que representa un barco de este tamaño, cuya profundidad máxima del buceo se encuentra en la hélice del barco y es de 31 metros.
            En un segundo buceo se descubre el interior del mismo, donde es posible descubrir el cargamento de este barco, motivo por el que fue atacado. Se observan tanques, grandes jeeps que transportan motocicletas (esas que se podemos ver en las películas de la Segunda Guerra), bombas de gran tamaño y hasta botas para los soldados. Todo esto en perfecto estado, tanto es así que es posible tocar las cubiertas y sentir el duro caucho de las mismas.
            Un buceo único que solo se puede disfrutar en este mar estratégicamente ubicado en una zona de conflictos militares frecuentes.

Ras Mohamed
            Este es un Parque Nacional Marino donde la cantidad y el colorido de sus corales es algo increíble, donde los peces tienen los colores que uno se pueda imaginar y otros que solamente se pueden ver aquí, ya que su belleza no permite imaginarlos, peces del tamaño de una uña de la mano como aquellos peces de colores que uno ve en una pecera familiar, pero de un metro de longitud. 

            Sumergirse en estas aguas es sentir la belleza de la naturaleza en su máximo estado de pureza, la serenidad de la vida bajo las aguas y la paz que transmite este tipo de actividades, nos hace pensar que debemos luchar por conservar estos lugares únicos en el planeta, para que futuras generaciones no solo los puedan disfrutar, sino que sientan la misma dicha que siente una persona al disfrutar de tanta belleza y los empuje a pelear por defender los lugares naturales de este planeta llamado Tierra.

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