miércoles, 15 de septiembre de 2010

La selección argentina hizo un buen mundial

(Por Diego Favot, enviado especial a Turquía)

La selección argentina de basquetbol culminó con un saldo positivo su participación en el Campeonato Mundial de Basquetbol Turquía 2010.
No es cosa simple ni sencilla finalizar en un quinto puesto de un mundial, ya que si bien este equipo y nosotros estábamos acostumbrados a estar siempre en semifinales, y de allí pelear el título, debemos pensar que hay potencias que quedaron postergadas por nuestro seleccionado. También es importante considerar las lesiones e inconvenientes físicos que sufrió este equipo.
Mientras otros equipos eliminados de la instancia de cuartos no tuvieron resto anímico ni físico para pelear por el quinto puesto, nuestra selección jugó al máximo, dejó todo en la cancha y con mucho esfuerzo se llevó ese premio. Es lo que este equipo se planteó luego de su eliminación en cuartos de final, un cruce siempre difícil y que esta vez nos jugó una mala pasada ante un rival iluminado.
Para destacar las tareas de Luis Scola, goleador del torneo, quien fue imparable para las defensas rivales, solamente Lituania pudo controlar su juego, aunque en este caso y a favor de Luis, debemos decir que los lituanos frenaron a todo el equipo, no solo a nuestro capitán. El base Pablo Prigioni fue el máximo asistente del campeonato y jugó a gran nivel, haciendo jugar al resto y convirtiendo desde posiciones exteriores cuando era necesario. Carlos Delfino fue pieza fundamental de esta selección, y excepto algún juego donde no rindió lo esperado, fue muy importante convirtiendo de tres puntos y con penetraciones de gran factura.
En estos tres jugadores se basó el entrenador Hernández para llegar a instancias definitorias. Lamentablemente Fabricio Oberto y su problema estomacal lo privaron de varios partidos, pero cuando jugó, lo hizo bien y fue importante su tarea. Hernán Jasen tuvo sus altibajos, mostró una buena tarea defensiva y fue decisivo ante Brasil.
También se  destacó Leo Gutiérrez, quien, con más responsabilidades y más minutos en cancha, se logró soltar y sumó aportes interesantes. Cequeira cumplió más de lo esperado, sobre todo  teniendo en cuenta que fue llamado cuando el equipo ya estaba en Europa. Paolo Quinteros tuvo sus minutos pero a mi entender no tuvo un buen mundial, además de dar ventaja a la hora de defender rivales con más talla. El resto de los jugadores tuvieron pocos minutos y no tuvieron aportes significativos.  
El comienzo de Argentina en el torneo fue flojo, ya que le costó demasiado ganar a rivales a priori accesibles y más débiles, y en los que gracias a Scola se pudo triunfar en dichos partidos. El último partido ante Serbia, un rival importante, demostró que Argentina podía llegar lejos y fue un final para cualquiera de los dos.
Eso le permitió descansar y recuperar a sus hombres, y alcanzaría el pico de su rendimiento contra un Brasil que había hecho un gran campeonato y estaba para más.
Luego, no hubo mucho descanso, y un Lituania con un juego brillante nos superó ampliamente y nos envió a jugar por el quinto puesto, el cual se consiguió gracias a la mentalidad de este grupo que nunca se conforma, que siempre quiere más y se plantea objetivos importantes que generalmente los alcanza.
Para el futuro habrá que plantearse la renovación de este plantel, ya que estos jugadores tienen un juramento de hermanos para seguir hasta Londres 2012, después seguramente habrá bajas importantes y necesitaremos trabajar sobre un recambio a estos grandes jugadores, guerreros de alma, triunfadores por naturaleza que nunca bajan los brazos, que transpiran la camiseta y transmiten el coraje argentino en cada parquet que transitan.
Desde estas líneas va mi aplauso a este equipo, y mi emoción por haber vivido este mundial donde los jugadores argentinos nos demostraron nuevamente su orgullo de representar a nuestro país.

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